Para mí, las constelaciones familiares fueron mucho más que respuestas. Me dieron una herramienta para sanar. Descubrí que para cambiar mi vida, primero tenía que mirar hacia atrás y hacer las paces con el pasado. No fue fácil, porque me obligó a enfrentar cosas que había evitado.
Al participar en más constelaciones, entendí que no solo sanaba mi vida, sino también heridas que venían de mis ancestros. Aprendí a ver a mis padres, abuelos y ancestros con otros ojos, entendiendo que ellos también fueron parte de sus propias circunstancias.
El camino de sanación a través de las constelaciones familiares es profundo. Al liberar las energías bloqueadas, permitimos que la vida fluya. Esto nos da la fuerza de vivir nuestras propias vidas y dejar atrás lo que ya no nos sirve.
Durante este proceso, también aprendí la importancia de la aceptacion, no solo hacia mis padres y ancestros, sino también hacia mí misma. Al reconocer sus dolores, pude empezar a liberar el mío y vivir con más libertad y alegría.
Texto extraído del libro “Desde las Raíces” por Stef Valdez