Un Camino Hacia el Bienestar Integral
Hoy en día, muchos buscamos maneras de sanar, no solo a nivel físico, sino también emocional, mental y espiritual. Las terapias holísticas ofrecen justamente eso: un enfoque integral que nos ayuda a conectar con nuestro ser en todos los niveles.
Cuando hablamos de terapias holísticas, nos referimos a prácticas que buscan equilibrar el cuerpo, la mente y el espíritu. Este tipo de terapias no solo se centran en aliviar síntomas, sino en descubrir el origen profundo de nuestros malestares, ayudándonos a sanar desde la raíz. Y te lo digo desde mi propia experiencia.
Soy Stef, una mujer que nació con una discapacidad ósea, lo que me impedía moverme con libertad durante muchos años. Además, crecí con muchísimas creencias limitantes sobre lo que podía o no lograr. Pero todo cambió cuando comencé a introducirme en el mundo de las terapias holísticas.
Hoy, quiero compartirte mi historia de transformación. Un viaje que me ha llevado de sentirme atrapada en mi propio cuerpo y pensamientos, a caminar, literal y emocionalmente, con una libertad que jamás hubiera imaginado.
La Energía que Sana
El Reiki fue una de las primeras herramientas que me ayudó a romper esas barreras que mi mente y mi cuerpo me habían impuesto. A través de esta técnica japonesa, aprendí que somos mucho más que un cuerpo físico. La energía vital que corre por todos nosotros puede ser canalizada para sanarnos.
Recuerdo mi primera sesión de Reiki como si fuese ayer. Sentí una calidez que nunca había experimentado antes. Parecía como si una parte de mí, que había estado dormida durante años, de repente despertara. Con el tiempo, empecé a notar pequeños cambios: más movilidad, menos dolor, más paz. Poco a poco, sentí cómo esa energía universal iba deshaciendo los nudos energéticos que había acumulado desde niña, y no solo en mi cuerpo, sino también en mi corazón.
La Biblioteca del Alma
Los Registros Akáshicos fueron otro pilar en mi transformación. Desde pequeña, siempre me pregunté por qué había nacido con esta discapacidad, qué significaba y si había algo más allá de lo que veía. Al acceder a los Registros, sentí como si me hubieran entregado la llave a una biblioteca que guardaba toda la información sobre mi alma y mis vidas pasadas. Fue un momento profundo de autoconocimiento.
A través de esta técnica, descubrí que mi discapacidad era una maestra, no un castigo. Entendí que llevaba generaciones cargando creencias de no merecimiento, de lucha, de sacrificio. Fue un proceso emotivo y revelador, que me permitió cambiar la forma en que veía mi cuerpo y mi vida. Aceptar que, aunque no podía controlar todo lo que me ocurría, sí podía elegir cómo caminar mi camino.
El Flujo que Nos Conecta
Todo lo que existe en el universo está hecho de energía, y nosotros no somos la excepción. La energía vital es ese flujo invisible que nos mantiene vivos y en equilibrio. Y créeme, yo lo he sentido en carne propia.
Cuando aprendí a trabajar con mi energía vital, todo empezó a cambiar. Antes, solía sentirme bloqueada, como si algo no fluyera dentro de mí. Pero a medida que fui sanando mis heridas emocionales, mis miedos y mis creencias limitantes, mi cuerpo empezó a responder. La energía vital no es solo un concepto, es algo real y palpable que nos conecta con la vida misma.
Hoy, soy testigo de que cuando nuestra energía está en equilibrio, todo fluye. Las puertas que parecían cerradas de repente se abren. Empecé a caminar, no solo físicamente, sino emocionalmente, con pasos más firmes y llenos de confianza. He dejado atrás el miedo, la limitación, y he aprendido a ver la vida con amor.
Una Nueva Forma de Vivir
Mi transformación ha sido radical. Pasé de ser una mujer que vivía atrapada en sus propias limitaciones, a una mujer que ahora camina su vida con amor y gratitud. Mi discapacidad ya no es una barrera, es una parte de mí que me recuerda lo lejos que he llegado y todo lo que soy capaz de superar. Hoy puedo decir con total seguridad que me amo tal como soy, con mi historia, mis heridas y mi camino de sanación.
Estas terapias holísticas no solo me ayudaron a sanar mi cuerpo, sino también mi alma. Me enseñaron a liberarme de creencias que me limitaban, a entender que somos mucho más de lo que vemos a simple vista, y a conectarme con algo más grande, algo que me sostiene y me impulsa cada día.
¿Y tú? ¿Te animas a empezar tu propio camino de transformación?